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La energía de la prosa de Henri Lopes, el primer ministro del Congo devenido en novelista de éxito

La energía de la prosa de Henri Lopes, el primer ministro del Congo devenido en novelista de éxito
Henri Lopes en un evento celebrado en Casa África. Imagen: © Casa África

“En la otra orilla… ahí es donde descansa ahora Henri Lopes”, escribía el novelista y periodista Nicolas Michel en un bello artículo para conmemorar el fallecimiento del famoso autor congolés. Se trata, por supuesto, de una referencia a una obra que Lopes escribió en 1992, Sur l’autre rive (En la otra orilla).

Sería realmente difícil no relacionar a Lopes con Andélé, el protagonista de su novela de 1990 Le Chercheur d’Afriques (El investigador de África), quien se define a sí mismo como un hombre “nacido entre las aguas”. Hijo de padres de razas distintas, fue un escritor que nunca quiso quedarse limitado a una sola orilla. En sus obras, Lopes representa a personajes de diferentes contextos y perfiles.

La identidad es uno de los principales temas en su producción literaria, así como el de la colonización, sus consecuencias y la política en el África poscolonial. En las novelas, revestidas de un compromiso por lograr la justicia social, Lopes reflexiona sobre los derechos de las mujeres, los regímenes dictatoriales, el racismo y algunas tradiciones ancestrales que pone en entredicho. A nadie le debería sorprender que todos estos temas sean, en su naturaleza, de carácter político. Lopes fue un profesor convertido en político que ejerció como primer ministro del Congo.

En este artículo me centraré en su producción literaria desde mi posición como profesora e investigadora de literatura africana francófona.

A través de sus obras, Lopes explora la plétora de identidades étnicas que forjaron su persona. En ese intento, el autor ofrece una panorámica de cómo los seres humanos de diferentes mundos interactúan, e incluso se atreve a demostrar que los prejuicios y el racismo son un rasgo que todos ellos comparten.

¿Quién era Henri Lopes?

Marie-Joseph Henri Lopes nació en 1937 en Léopoldville (actual Kinshasa), en lo que en su momento fue el Congo Belga, y creció en Brazzaville, a la otra orilla del río Congo. Según las fuentes, los padres de Lopes eran mestizos y habían sido abandonados por sendos progenitores europeos al nacer.

Le Chercheur d’Afriques es un fiel reflejo de las diversas identidades de aquellos que no se consideran que pertenecen a un solo grupo racial. A Andélé lo catalogan de varias maneras, como negro, mestizo negro, mestizo blanco, indio, árabe, judío, caribeño… Lopes también era como un caleidoscopio cultural. Nunca perteneció a ninguna orilla, sino que se había montado en una barca con la que navegaba entre ambas veras del río.

Lopes inició su singladura profesional como profesor, pero pronto se dedicaría a la política al unirse al régimen izquierdista de carácter marxista-leninista del presidente Marien Ngouabi. Entre 1973 y 1975, Lopes ejerció como primer ministro en el ejecutivo del cuarto presidente de la República del Congo. La UNESCO, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, parecía ser un buen sitio donde continuar su labor. Así pues, en la década de los 80 y 90, Lopes desempeñó el cargo de director adjunto para África en esta organización. Más tarde, en 1998, fue nombrado embajador del Congo en Francia, cargo que ocuparía durante 17 años.

No obstante, Lopes es mayormente conocido como escritor de ficción.

Producción literaria

Su iniciación en el mundo de las letras vino de la mano de Tribaliques (Tribálicas: Historias congolesas contemporáneas), una colección de relatos cortos. Al igual que muchos compañeros del gremio, Lopes se centró en los temas del tribalismo, la política africana poscolonial y las injusticias sociales. Tribaliques fue galardonada con el Grand Prix Littéraire d’Afrique Noire de 1972.

Portada del libro en la web de Casa África

Posteriormente, publicaría una docena de obras de ficción entre los años 1972 y 2012. La obra más conocida de este período es de 1982, Le Pleurer-rire (Reír y llorar), una sátira política. La novela está repleta de detalles ingeniosos y mordaces que critican la figura de los políticos africanos en el período del poscolonialismo. Le chercheur d’Afriques sigue siendo uno de los libros de Lopes que más se han estudiado.

En 2012, Une enfant de Poto-Poto (Una niña de Poto-Poto) recibió el Premio literario de la Porte Dorée. En 1993, Lopes fue laureado con el premio Grand Prix de la Francophonie de la Académie Française por su trayectoria literaria.

Las personas que se decidan por leer sus obras descubrirán a hombres negros honestos, así como a políticos y dictadores corruptos. En el análisis que realiza sobre Reír y llorar, el crítico literario Alphonse Dorien Makosso sentencia que la novela “es el reflejo del acto de utilizar la literatura para abordar problemas sociales e históricos que rayan en el Estado terrorista, la dictadura y la corrupción política”. En palabras del escritor togolés Sami Tchak:

A través de sus libros, el autor de Reír y llorar nos deja con una risa que siempre nos pondrá en duda.

Si bien Lopes retrata la crueldad de los colonizadores blancos, también incluye algunos personajes que no ven a África como un lugar bárbaro sin historia, sino más bien como un continente exuberante de civilización mucho antes de la llegada de los occidentales.

Los lectores también encontrarán varias figuras femeninas entrañables, cuyo honor y libertad defendía. Las mujeres ocupan un lugar importante en la literatura de Henri Lopes, tanto si son madres como si son trabajadoras sexuales o mujeres que sufren discriminación por ser estériles.

Legado

Leer la obra de Lopes también conlleva descubrir la cultura congolesa. Según el novelista y también congolés Alain Mabanckou, a Lopes se le tiene en alta estima por “su prosa, revestida de una ironía cáustica, de un humor sutil y de su introspección de los valores congoleses”.

La descripción de las costumbres congolesas la suele hacer en francés, pero también las intercala con expresiones de las lenguas habladas en el Congo. En una entrevista que concedió al poeta y crítico mauritano Édouard Maunick, Lopes afirmó:

Cuando escribo una novela, la ideología queda relegada a un segundo plano. No estoy buscando encontrar un sitio en la literatura africana. Cuando empiezo, hago una pausa y me digo que voy a hablar en congolés, que voy a hablar del Congo en francés, que voy a escribir en esta lengua prestada que adoro.

Si bien Lopes afirmaba su identidad congolesa, se resistía a encasillarse en solo una de las orillas. Lopes quería escribir para todo el mundo, y así lo hizo. Encontró un estilo que conjugaba diferentes idiomas y ritmos para representar la diversidad de la humanidad.

En sus propias palabras:

No debemos tener miedo de describirnos tal y como somos, incluso con nuestros fallos.

Lopes no se ha ido, vivirá a través de su prosa. Sea cual sea la otra orilla en la que descanse, uno puede estar seguro de que estará acompañado de los espíritus queridos que el autor y diplomático senegalés Birago Diop describe en el poema Les morts ne sont pas morts (Los muertos no están muertos). Con ellos, Lopes singla a través de los planetas y de las galaxias y hace de sí las diversas razas e identidades humanas que le tocó vivir.

Artículo redactado por Judith Sinanga-Ohlmann, publicado el 17 de noviembre de 2023 originalmente en inglés por The Conversation y traducido al español con la colaboración de Casa África. Traducción de Eduard Galán.

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