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Agadir, un destino turístico en permanente construcción

Agadir, un destino turístico en permanente construcción
El Gran Agadir registra por el momento un año turístico con una sensible alza en sus cifras respecto al pasado ejercicio
El Gran Agadir registra por el momento un año turístico con una sensible alza en sus cifras respecto al pasado ejercicio
El Gran Agadir registra por el momento un año turístico con una sensible alza en sus cifras respecto al pasado ejercicio
El Gran Agadir registra por el momento un año turístico con una sensible alza en sus cifras respecto al pasado ejercicio (Imagen: Juan Carlos Acosta).

Por Juan Carlos Acosta. La región marroquí de Sus Masa permanece como la gran desconocida para muchos turistas europeos, a pesar de estar a escasos 500 kilómetros en línea recta del litoral de las islas más orientales de Canarias y constituir la puerta atlántica más cercana a las culturas y a las riquezas que todavía quedan por descubrir del lejano Oriente, del que es avanzadilla. Desde Agadir, su capital, se extiende un territorio de tierras rojas, montañas, costas y llanuras plenas de matices cromáticos; pero también cauces de ríos que fueron gigantescos, oasis y palmerales, parques naturales y humedales, verdes valles y kilométricas playas de arena blanca.

No obstante, el territorio permanece hoy por hoy alejado de las promociones de los grandes touroperadores internacionales, a la sombra del destino por excelencia de todo el país, Marrakech, y aguarda su momento como reserva natural de incalculable valor ecológico y un catálogo etnográfico de muchas costumbres centenarias todavía inalteradas.

El Gran Agadir registra por el momento un año turístico, el de 2017, con una sensible alza en sus cifras respecto al pasado ejercicio, aunque lejos de cumplir con las expectativas que a principios del año 2000 lo situaban como la oferta por excelencia en la modalidad de sol y playa, no solo del país, sino de toda la costa occidental africana. Así y todo, se reparte con Marrakech el 60% de las pernoctaciones que registra el sector a nivel nacional, según datos del Observatorio de Turismo de Marruecos para los ocho primeros meses del presente año, con alzas interanuales del 18 y el 12%, respectivamente, aunque la Ciudad Roja triplica históricamente el numero de visitantes que recibe cada año la capital de Sus Masa. Hay que subrayar asimismo que, en 2016, 10,3 millones de turistas pisaron el territorio marroquí (2,1 millones, procedentes de España), y que sin embargo el sector representa solo el 7% del PIB nacional y emplea 2,5 millones de personas, las mismas que aproximadamente se dedican a la artesanía, otra importante actividad productiva que supone el 8,6% del PIB estatal.

    Agadir ha registrado un efecto llamada entre las poblaciones del interior y casi ha triplicado su población desde 2010 (Imagen: Juan Carlos Acosta).
Agadir ha registrado un efecto llamada entre las poblaciones del interior y casi ha triplicado su población desde 2010 (Imagen: Juan Carlos Acosta).

Plan de dinamización
Las autoridades locales de Agadir han demandado un plan ambicioso para relanzar su oferta a nivel internacional, algo que parece ir tomando forma a raíz de un reciente acuerdo con la Oficina Nacional Marroquí de Turismo (OMNT), del que ha surgido un protocolo destinado a abrir negociaciones con diferentes compañías aéreas nacionales y extranjeras regulares y de low cost para establecer un hub en su aeropuerto con el que primar más vuelos y frecuencias y llenar así los numerosos hoteles y residencias de la ciudad y su entorno.

El plan también fija otros dos puntos prioritarios: la diversificación del producto y la potenciación de la animación; que son, a la postre, sustanciales para hacer de la región un polo de atracción convincente y con un diferencial neto frente a la competencia de otros destinos basados en temáticas concretas relacionadas con tradiciones y monumentos, como las ciudades imperiales, o los atractivos culturales de los enclaves del Norte, como Tánger, Tetuán o Casablanca.

Lo cierto es que las autoridades de Agadir parecen no haber sopesado del todo las potencialidades locales y dado con la tecla idónea para abrir el destino definitivamente y hacerlo más visible, principalmente porque siguen fijando en gran parte sus promociones en la oferta balnearia y no en sus activos paralelos de naturaleza, deportes náuticos, senderismo, aventura, cultura o compras, puesto que la región es rica en producciones artesanales originales.

Por otra parte, la capital ha registrado un efecto llamada entre las poblaciones del interior, de tal forma que casi ha triplicado su demografía desde 2010, pasando de 400 mil habitantes a más de un millón, aunque algunas fuentes apuntan a que oficiosamente los residentes podrían llegar hasta el millón y medio, lo que acarrea un auge ostensible del sector de la construcción, una maquinaria de fabricación de edificios que llena progresivamente los extensos barrios de una ciudad moderna, proyectada con grandes avenidas y rotondas con base en un plan general de ordenación urbana realizado por un equipo de arquitectos de Canarias.

Este factor, el de la población, juega un papel relevante a la hora de articular políticas de animación en las zonas turísticas, cuyos hoteles están dedicados en su mayoría a la fórmula del todo incluido, puesto que la actividad callejera y, por ende, de restaurantes y comercios locales, se ve afectada por unas costumbres que las autoridades locales luchan por atenuar para mantener vivos los atractivos y que el visitante se anime a consumir más y mejor la oferta existente fuera de los establecimientos.

Taghazout evoluciona rápidamente gracias a actividades basadas sobre todo en el surf y los deportes náuticos (Imagen: Flickr/kosmoseleevike)
Taghazout evoluciona rápidamente gracias a actividades basadas sobre todo en el surf y los deportes náuticos (Imagen: Flickr/kosmoseleevike)

Taghazout Bay
Mientras tanto, la inversión continúa su camino con grandes proyectos turísticos, como el de Taghazout Bay, a 15 kilómetros del centro urbano, donde se trabaja de día y de noche en un terreno de 615 hectáreas para concluir en un plazo récord un complejo que contará con ocho resorts hoteleros, con capacidad para unas 8.000 camas, una ciudad residencial de lujo, centros comerciales, escuelas de tenis, surf, golf, trekking, equitación o parapente, y otras especialidades como reclamo, que se unirán al campo de golf de 18 hoyos ya construido y en pleno funcionamiento en una atalaya cercana.

Actualmente toda esa zona está evolucionando a gran velocidad con actividades basadas sobre todo en el surf y los deportes náuticos, para acoger cada año en la temporada de invierno a miles de jóvenes europeos que se ejercitan en las playas de su litoral, así como a cientos de caravanas que se alojan en sus cuatro camping especializados.

Agadir, hoy por hoy, es una ciudad que combina la modernidad y los servicios de cualquier destino turístico con las industrias agropecuaria y pesquera, si bien los proyectos urbanísticos del Plan Gran Agadir, que contempla el desarrollo de diversas actuaciones destinadas a conjugar todas sus actividades en torno a su puerto y a la playa de seis kilómetros que remata la fachada urbana, se ralentizan a la espera de unos ingresos que o bien se quedan por el camino en las políticas de descentralización que aplica el Gobierno marroquí o no terminan de llegar por la vía de las pernoctaciones y del propio negocio turístico.

Los expertos abogan por abrir nuevos nichos de mercado, como el turismo de congresos, conferencias y eventos (Imagen: Juan Carlos Acosta).
Los expertos abogan por abrir nuevos nichos de mercado, como el turismo de congresos, conferencias y eventos (Imagen: Juan Carlos Acosta).

Gestiones en Suecia, Finlandia y Reino Unido
Para relanzar la demanda europea, el Consejo Regional de Turismo ha llevado ya a cabo gestiones de prospección y promoción con touroperadores suecos, finlandeses y británicos, según unas recientes declaraciones de su presidente, Guy Marrache, quien ha insistido en que el hub aéreo es la piedra angular del resto de iniciativas que contempla el citado plan, un marco que también deberá proporcionar un mayor número de conexiones con Casablanca, Rabat y otras ciudades del interior con el fin de animar la llegada de nacionales, que suelen ocupar las plazas turísticas en la temporada de verano.

En cuanto a la estrategia de diversificación del producto, las autoridades y técnicos abogan por abrir nuevos nichos, tales como el turismo de congresos, conferencias y eventos, pero también la potenciación de los ya conocidos, como el golf, surf y otros deportes acuáticos y terrestres, excursiones y aventuras en el entorno rural, además de las compras de artesanías, joyas o visitas guiadas a los zocos.

En cuanto a la tercera vía, la animación, reconocen que es un factor negativo que ha frenado el despegue definitivo y que es necesario implementar la concertación entre los distintos agentes que conforman el sector para revertir la situación basándose en iniciativas que mejoren la imagen de la ciudad y sus excelencias en el exterior.

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