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Cómo la tecnología digital puede ayudar a los pequeños agricultores de África

Cómo la tecnología digital puede ayudar a los pequeños agricultores de África
La digitalización incluye la entrega de asesoramiento agronómico e información a través de mensajes de texto y respuesta de voz interactiva. www.cta.int/
La digitalización incluye la entrega de asesoramiento agronómico e información a través de mensajes de texto y respuesta de voz interactiva. www.cta.int/
La digitalización incluye la entrega de asesoramiento agronómico e información a través de mensajes de texto y respuesta de voz interactiva. www.cta.int/
La digitalización incluye la entrega de asesoramiento agronómico e información a través de mensajes de texto y respuesta de voz interactiva. www.cta.int/

La digitalización podría cambiar radicalmente el sector de la agricultura africana. Ese es el mensaje clave que recoge un informe publicado recientemente por una institución internacional que promueve el trabajo de los pequeños agricultores en países de África, el Caribe y el Pacífico.

El Centro de Cooperación Agrícola y Rural (CTA) se centra en la erradicación de la pobreza a través de la modernización de la agricultura a pequeña escala, fomentando la innovación y el intercambio de conocimientos.

La digitalización lo abarca todo, desde la asistencia a través de mensajes de texto hasta la respuesta de voz interactiva. También incluye aplicaciones de móvil que acercan el contenido del asesoramiento multimedia a los agricultores, aconsejándoles sobre los insumos agrícolas o sobre los consumidores. Además, contempla el uso de drones y de sistemas de satélite para informar a los agricultores sobre actividades, cultivos, tiempos de plantación o tipos y cantidades de insumos que se pueden usar.

 

Otras organizaciones mundiales se han hecho eco de este mensaje, desde ONGs como Solidaridad Network, dedicada a acelerar el desarrollo sostenible e inclusivo, hasta el Banco Mundial. Estas organizaciones creen que las tecnologías digitales pueden crear empleo para los jóvenes en el sector agrícola, promover la actividad económica y mejorar la seguridad alimentaria.

Durante las dos últimas décadas, la digitalización ha transformado constantemente la agricultura africana. En Ghana, por ejemplo, plataformas en línea como Esoko, Farmerline y Trotro Tractor han proporcionado servicios accesibles a los agricultores. Estos servicios incluyen mensajes de voz y asesoramiento vía SMS y ayudan a los agricultores a obtener información sobre cómo acceder a los mercados y a los servicios de extensión.

Empleados de Ziongate Geospatial y Research Services se preparan para sobrevolar las tierras con drones, Ghana. Ziongate Geospatial and Research Services
Empleados de Ziongate Geospatial y Research Services se preparan para sobrevolar las tierras con drones, Ghana. Ziongate Geospatial and Research Services

En otras partes del continente, las organizaciones internacionales ayudan a proporcionar un asesoramiento preciso a los agricultores. Un ejemplo de ello es el proyecto del CTA “Transformando la agricultura en África: Los ojos en el cielo, la tecnología en la tierra”, que apoya el uso de drones en el sector.

La industria de la agricultura digital en el continente está creciendo. La cifra de agricultores suscritos a los servicios digitales ha aumentado entre un 40 y un 45% anual en los últimos tres años.

Se estima que los ingresos anuales de la agricultura que cuenta con apoyo digital rondan los 140 millones de dólares. Un pequeño pero creciente número de proveedores presta estos servicios, algunos de los cuales generan 90 € de ingresos por agricultor cada año, en parte a través de las comisiones. Aparentemente, esta tendencia va a continuar.

Pero el éxito de la digitalización en este sector no debería evaluarse solamente por su valor económico. Son los pequeños agricultores y las poblaciones rurales quienes deben disfrutar de sus beneficios. Los primeros, cuya mayoría solo tiene acceso a menos de dos acres de tierra, producen más del 80 % de los alimentos en África subsahariana.

Ellos tienen la última palabra y determinarán la historia de la agricultura digital del continente. Solo a través de la colaboración entre pequeños agricultores, y entre sectores, se podrá lograr que la transformación digital en África sea un éxito.

Desafíos de la pequeña agricultura

Los pequeños agricultores deben hacer frente a enormes barreras políticas, económicas, sociales, culturales e institucionales. Tienen acceso limitado a la información, a los mercados, al capital, a la tenencia de la tierra e incluso a los insumos agrícolas básicos como fertilizantes o semillas.

Las políticas gubernamentales y la afluencia de acaparadores de tierras extranjeros en muchos países africanos solo empeoran la situación. Etiopía, Ghana y Sudán del Sur se han convertido en un hervidero de acuerdos sobre tierras extranjeras.

A esto se añaden cuestiones ambientales como la erosión del suelo y el cambio climático. En los últimos años, las sequías, el aumento de las temperaturas y el fenómeno del Niño dejaron a casi trece millones de personas de Kenia, Etiopía y Somalia en situación de asistencia humanitaria.

Todo esto complica la labor de la agricultura tradicional en todo el continente, especialmente aquella a pequeña escala, y debilita la capacidad para beneficiarse plenamente de la revolución digital.

Además, la conectividad tiende a ser limitada en las zonas rurales. Incluso si los agricultores pueden conectarse, es posible que no tengan suficiente dinero para acceder a los servicios.

Estos problemas limitan la producción y las ganancias de los agricultores y socavan el desarrollo rural. Aquí es donde entra en juego la digitalización, pues tiene el potencial para aumentar el acceso a la información y los recursos para aportar soluciones.

En otros lugares, las tecnologías digitales ya están demostrando ser prometedoras para los agricultores rurales. El gobierno chino se asocia con actores privados como Alibaba para digitalizar la agricultura. Desde los portales web hasta los servicios basados en internet móvil, los agricultores rurales se benefician de asesoramiento y del capital. Todo ello deriva en un incremento de la productividad y de los ingresos.

Inclusión en la digitalización

Se han conseguido avances para garantizar que los pequeños agricultores se involucren en la agricultura digital. Se estima que 33 millones de personas, aproximadamente el 13 % de todos los pequeños agricultores y pastores de África subsahariana, ya están registrados para recibir servicios como actualizaciones climáticas y vínculos de mercado.

La línea telefónica “80-28” de Etiopía, un servicio de asesoramiento a los agricultores, tiene unos cuatro millones de usuarios, la cifra más alta del continente. Más allá de ser un servicio gratuito, su éxito se debe en parte a la prestación de servicios en los idiomas locales. La adaptación de los servicios a las circunstancias locales anima a los agricultores a suscribirse voluntariamente.

Kenia lidera el camino de la digitalización en África. La colaboración entre la agricultura y las telecomunicaciones ha sido fundamental en su éxito hasta ahora.

Qué falta

Estos ejemplos muestran lo que se necesita para ayudar a los pequeños agricultores a conectarse a los servicios digitales.

Una estrategia adicional podría ser difuminar las fronteras entre los diferentes sectores. La digitalización no es solo una cuestión agrícola o tecnológica, sino que involucra a muchas piezas de la economía. Por lo tanto, debe situarse dentro de un programa más amplio de desarrollo y de reducción de la pobreza. Por ejemplo, la educación es fundamental para mejorar la capacidad de los agricultores de usar y sacar beneficio de las tecnologías digitales.

También resulta crucial ubicar a los pequeños agricultores en el lugar que les corresponde a la hora de diseñar políticas y productos digitales específicos que están destinados a ayudarles precisamente a ellos. De esa manera, la transformación digital reflejará las necesidades de los usuarios.


Este artículo ha sido traducido con la colaboración de Casa África. Traducción: Esther Rupérez Pérez.

 

La publicación de este artículo se enmarca en el Proyecto CONFIAFRICA, que forma parte del Programa INTERREG MAC 2014-2020 y es cofinanciado por el Fondo de Desarrollo Regional FEDER.

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