En Chiredzi, al sur de Zimbabue, un baobab gigante se alza en el centro de una calle bloqueando el tráfico por ambos lados. En la ciudad, la gente que no está familiarizada con los árboles baobab a menudo se pregunta por qué un ingeniero de carreteras cuerdo habría dejado un árbol tan grande ahí. La respuesta es simple. Talar un baobab no es ni fácil ni barato, y aquí, donde la deforestación sigue siendo un gran problema, el árbol más icónico de África es ahora el último en pie en el bosque.
Los baobabs y la gente
No es de extrañar. Los baobabs, que también se encuentran en Madagascar y en algunas partes de Australia, son de los árboles más grandes del mundo. Hay muchas especies de este árbol; algunos baobabs son pequeños y otros, sombrosamente gigantes. En Zimbabue, por ejemplo, un árbol conocido como el Big Tree (El gran árbol) tiene 22 metros de circunferencia. Este árbol es tan enorme que los turistas de las mundialmente famosas Vic Falls (Cataratas Victoria) se detienen solo para contemplarlo.

Además de su gigantesca estructura, los baobabs también son conocidos por su longevidad y hay muchos árboles documentados cuya edad se cree que supera los 2000 años. En el campo, donde mucha gente tiene parcelas más grandes, a la mayoría de las personas les encanta tener estos árboles cerca de sus casas por su delicioso y nutritivo fruto. Hoy en día, las bebidas elaboradas con el fruto del baobab y el “café baobab”, hechos a partir de sus semillas, son populares en el sur de África, donde estos árboles crecen de forma natural en el bosque.
Además de la comida y sus oportunidades de negocio, en el sur de África los veranos son abrasadores y la gente y la fauna silvestre usan normalmente los baobabs como barrera contra el viento, como sombra o como refugio cuando llueve.
“Es un privilegio tener un baobab cerca”, dijo Albert Tembo, un zapatero de Chipinge, al este de Zimbabue, que utiliza como taller la sombra del baobab que está fuera de su casa. “No quiero perder este árbol”.
Albert tiene una buena razón para estar preocupado por su “taller”. A pesar de su fama y de su impresionante tamaño, el futuro del baobab, como el de tantas otras especies indígenas africanas, está bajo amenaza. El rápido desarrollo de la infraestructura, minería, agricultura y otros negocios que experimenta África en la actualidad ha tenido un gran coste para los bosques vírgenes. Muchos lugares como granjas, minas y parques industriales están ahora en lugares donde solía haber un bosque virgen hace solo unos años.

Sin embargo, contra todo pronóstico, los baobabs han sobrevivido de alguna manera a estas embestidas. En muchas partes de África, es común ver estos árboles en lugares donde no se les espera o donde no hay otros árboles. Viajando por la carretera africana, se sorprenderá al ver estos árboles gigantes en medio de plantaciones, al borde de la carretera y, en algunos casos, en el medio de la carretera, como el que está en Chiredzi. También pueden ser vistos en propiedades privadas como casas o empresas donde los propietarios los consideran “ladrones” de inmuebles, por el espacio que ocupan en la parcela.
‘Pocos propietarios quieren un árbol tan grande como los baobabs en sus patios porque el espacio que ocupan en la propiedad es terreno o dinero perdido”, explicó Richard Machaya, quien tiene un baobab enorme en su taller de coches en Chiredzi… “Pero considerando lo que cuesta quitarlo, es más rentable dejarlo que talarlo”.
El tamaño de los baobabs es muy importante, sus intimidantes proporciones los han ayudado a sobrevivir en muchos países africanos. En el campo, donde los campesinos usan hachas para talar los árboles, muchos ven talar un baobab como tarea imposible. Incluso con el equipo de tala de árboles actual, un baobab adulto, cuyas raíces alargadas pueden extenderse hasta 7 metros, no es tarea fácil. Además del arduo trabajo de talar estos enormes árboles, también hay que soportar el trabajo sucio de deshacerse de sus enormes troncos.
Gracias a su gran e imponente tamaño, muchos baobabs siguen en pie en lugares donde otros árboles hubiesen sido talados. Debido al trabajo y al coste de talar un solo baobab, la mayoría de las personas que talan terrenos para grandes proyectos como carreteras, tierras de labranza y viviendas, solo talan baobabs cuando no tienen elección. En el continente, los propietarios se han adaptado a regañadientes a vivir con esta planta gigante. En Sudáfrica, un emprendedor innovador convirtió un gran tronco de baobab en un bar.
Los baobabs no son los únicos árboles en peligro de extinción en África. Muchas otras especies siguen siendo vulnerables a las sequías, al vandalismo, a la deforestación, a los daños medioambientales y a los efectos del cambio climático, entre otras amenazas. Sin embargo, pocas especies han sido capaces de resistir las embestidas como lo han hecho los baobabs.
“Cada baobab solitario que ves en un lugar inesperado es un superviviente, porque ese lugar solía ser un bosque próspero repleto de diversos tipos de árboles”, explicó Taona Machingapi, de 72 años, quien trabajó en el Departamento de Parques y Vida Silvestre durante casi veinte años. “Cuando hablamos de deforestación y de bosques en África, el baobab es sin duda el último en pie”.
Artículo de Cecil Dzwowa.