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Semilla Negra – Programa 34: Cuando King Kong bailó en África

Semilla Negra – Programa 34: Cuando King Kong bailó en África
Miriam Makeba fue una de las protagonistas de King Kong.
Miriam Makeba fue una de las protagonistas de King Kong.
Carlos-fuentes

Carlos Fuentes

Periodista especializado en músicas de África

Desde principios del siglo pasado, la historia legendaria del simio gigante sitúa a King Kong en un lugar muy destacado dentro de la evolución de los primeros tiempos del cine fantástico. A partir de 1933, con la película homónima dirigida por los cineastas Merian Cooper y Ernest Schoedsack, luego con la versión de 1976 encabezada por el director John Guillermin y, hace ya siete años, con la última adaptación realizada por Peter Jackson, King Kong ha sido uno de los monstruos de referencia en el cine, la literatura y los tebeos. Lo que no muchos sabrán es que, además de las historias de cine, el orangután gigante centró la que está considerada primera experiencia de teatro musical en África. Ocurrió en 1956, cuando un elenco con primeros espadas de la música sudafricana se reunió en Johanesburgo para llevar a escena la aventura mítica del gran simio. Esta semana, en Semilla Negra, vamos a recuperar este cuento legendario.

Banda sonora de Todd Matshikiza para el musical King Kong en Sudáfrica.
Banda sonora de Todd Matshikiza para el musical King Kong en Sudáfrica.

La historia comenzó en 1956 cuando el sindicato de artistas africanos encargó al pianista de jazz y compositor Todd Matshikiza la preparación de una partitura sobre la figura mítica de King Kong. La pieza debía tener un coro y contar con la participación de una banda de metales, ya que por restricciones económicas no era posible contar con una orquesta completa. Matshikiza escribió la música y anotó algunas propuestas iniciales sobre las letras, entre ellas, la localización de la trama de King Kong en una gran ciudad sin nombre donde los ciudadanos negros eran perseguidos por el simple hecho de hablar en público algunos de los dialectos propios del sur africano. Finalmente, el actor y cantante Nathan Mdeledle fue elegido para encarnar el papel principal, mientras que la cantante Miriam Makeba, por entonces una joven promesa de apenas veinticuatro años, fue seleccionada para el primer papel femenino. Los actores fueron sostenidos por una orquesta de catorce músicos que ofreció cobertura a un elenco artístico final integrado por 63 personas seleccionadas entre la élite de la efervescente escena jazz en Sudáfrica. Entre los músicos elegidos estaban el saxofonista Kippie Moketsi, colaborador del seminal conjunto The Jazz Epistles junto al pianista Abdullah Ibrahim, y el reputado multiinstrumentista Hugh Masekela.

Miriam Makeba fue una de las protagonistas de King Kong.
Miriam Makeba fue una de las protagonistas de King Kong.

El guión de la versión musical africana de King Kong se basó en la vida de un mito sudafricano. Y fue un mito triste. Ezekiel Dhalamini, de la etnia zulú, ganó gran fama como boxeador pero con los años su carrera se eclipsó por una vida demasiado afectada por la bebida, la afición a las peleas fuera del cuadrilátero e incluso el asesinato. De hecho, llegó a apuñalar a su novia por un motivo que tiene difícil compresión: la mujer había sido sorprendida en la sala de fiestas de un grupo callejero rival. Llevado a juicio, donde el propio Dhalamini se declaró culpable y pidió la condena a muerte, finalmente fue condenado a catorce años de trabajos forzados. Ya en prisión, cuando apenas contaba con 32 años, fue él mismo quien se encargó de acabar con su vida. Y se convirtió en un mito local por esa combinación, primero, de éxitos deportivos y luego por el trágico final.

El estreno del musical africano King Kong se produjo, después de tres años de trabajo intenso bajo la dirección de Leon Gluckman y con un libreto de Harry Bloom, el día 2 de febrero de 1959 en el salón principal de la Universidad de Witwatersrand, en la ciudad de Johanesburgo. Y el éxito no se hizo esperar: alrededor de doscientas mil personas asistieron a sus representaciones. Fue de tal magnitud el triunfo artístico que, dos años después, el musical africano sobre el simio de los simios viajó a Londres. El éxito popular de King Kong se basó también en la difusión que muchas emisoras de radio, sobre todo aquellas estaciones de uso mayoritario por parte de personas de raza negra, hicieron de la obra musical. Y en lo sonoro el éxito fue tan indiscutible que la compañía discográfica Gallo Records, el sello pionero en la difusión de las músicas en el sur de África, publicó un disco con todo el repertorio de la obra. En este álbum antológico participaron los músicos de jazz Joseph Rubushe, Hugh Masekela y Simon Chose (trompetas), Mackay Devashe (saxo tenor), Gwangwa Jonas y Dougmore Slinga (trombón), Kiepie Moeketsi (saxo alto), Ben Maoela (batería), Jacob Lepere (bajo), Sol Klaaste (piano), General Duze (guitarra), Sylvester Phahlane (saxo tenor), Christopher Coka (bajo) y Gwigwi Mrwebi (clarinete).

Detalle interior del disco original de All African Jazz Opera.
Detalle interior del disco original de All African Jazz Opera.

En la selección musical de esta semana rescatamos las piezas que sonaron en la obra de teatro musical sudafricana. Compuesta por Todd Matshikiza, consta de catorce temas para ambientar el desarrollo de la obra, entre ritmos de claro origen sudafricano como la música kwela, con nítidas influencias del jazz que marcó época en Sudáfrica. Como contraste a esta obra de marcado perfil negro también suenan algunas de las composiciones realizadas por John Barry para la versión cinematográfica de King Kong rodada en 1976 (canciones 15 a 27), el score compuesto por James Newton Howard para la revisión de la película en 2005 (canciones 33 a 43). Y, como anécdota final, añadimos cinco temas orquestales (canciones 28 a 32) que el compositor Howard Shore realizó por encargo del director Peter Jackson para la adaptación de 2005, pero que al final el cineasta de Nueva Zelanda acabó por descartar en su versión definitiva.

Carlos Fuentes es el autor de Semilla Negra. Periodista y crítico musical, durante las últimas dos décadas ha publicado artículos, entrevistas y reportajes sobre las músicas africanas en periódicos nacionales y en revistas especializadas como Rockdelux o Serie B.

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