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En Senegal, los agricultores se oponen al «acaparamiento de la tierra»

En Senegal, los agricultores se oponen al «acaparamiento de la tierra»
Imagen: Eyelit Studio en Unsplash

Amadou Ba

Periodista-investigador

Senegal lleva varios años sufriendo disputas por la tierra. Recientemente, estas han resurgido, ocupando los principales titulares de la prensa. Las poblaciones locales se oponen a los grandes grupos industriales a los que acusan de expropiar sus tierras. Estas disputas dan lugar a enfrentamientos, a veces violentos, con la gendarmería en las zonas rurales o periurbanas.

Por Amadou Ba. Se enfrentan dos bandos con posiciones a priori irreconciliables. Por un lado, los industriales y, por otro, las poblaciones establecidas en las tierras en disputa. Mientras que los primeros se amparan en deliberaciones municipales o decretos presidenciales, los segundos evocan unas propiedades familiares de carácter ancestral.

Y lo que es más grave, los conflictos por la tierra en Senegal están provocando tales disturbios que los altercados comunitarios han dejado de ser noticia.

Como si de miel de abeja se tratara, las tierras senegalesas atraen a muchos industriales nacionales y extranjeros. Algunos por interés en proyectos inmobiliarios o turísticos, otros por la agroindustria y sus derivados, etc. Y cuando estalla un conflicto entre estos y los habitantes del lugar, la opinión pública no puede evitar tomar posición en favor de los habitantes que viven en las codiciadas tierras.

Los titulares de la prensa lo atestiguan. En prácticamente ningún caso podemos constatar que se manifiesten a favor de los industrialistas o de los inversores.

«En Senegal, el multimillonario Babacar Ngom despoja a los países pobres de Ndingler de sus tierras de producción», denuncia el portal de noticias samarew.com el 10 de febrero de 2020. «Disputa de tierras: El consejo municipal de Nidaganiao pide a Babacar Ngom que devuelva las tierras de los agricultores de Ningler», titula por su parte Senescoop el 7 de julio de 2020.

El tratamiento mediático del caso Ningler, que lleva el nombre del pueblo situado en la ciudad de Mbour (a 80 km al oeste de Dakar), y que enfrenta a los agricultores locales con el multimillonario empresario senegalés Babacar Ngom, jefe del Grupo Sedima, activo en el sector avícola, la agroindustria, la molienda de harina y el sector inmobiliario, es indicativo del malestar general que el «expolio» de las tierras de los agricultores ha despertado en la sociedad senegalesa.

El 16 % de las tierras cultivables de Senegal son concedidas a 17 personas

El grupo afirma tener un título de propiedad de 224 hectáreas concedido por decreto presidencial. Los empresarios, los políticos y los líderes religiosos son los mayores terratenientes. Así pues, está claro que el Estado senegalés quiere hacerse con el control de las tierras rurales y destinarlas, prioritariamente, a la agroindustria.

En 2010, Cicodev (el Instituto Panafricano para la Ciudadanía, los Consumidores y el Desarrollo) realizó un estudio sobre la magnitud del fenómeno en Senegal. Los resultados del estudio concluyeron que en el espacio de 10 años (de 2000 a 2010) se concedieron 650 000 hectáreas de tierra a 17 inversores privados extranjeros o nacionales en este país. Esto representa el 16 % de las tierras cultivables de Senegal.

Este deseo siempre se ha encontrado con la resistencia de las poblaciones amenazadas, de las organizaciones de la sociedad civil y de los movimientos ciudadanos, que siempre han conseguido bloquear los proyectos que consideran inaceptables.

Desde hace algunos años, Senegal experimenta una fuerte presión territorial. Desde el norte hasta el sur del país, pasando por el este y el oeste, ninguna zona se salva. Incluso el litoral está sometido a una exorbitante «bulimia agraria», aumentando peligrosamente la erosión costera, como ocurre en la capital, Dakar.

Son muchos los pueblos en conflicto con los industriales. En Mbane, hace varios años, en Fanaye y en Ndingler, donde el problema se encuentra latente, como si de un volcán que está a punto de explotar se tratase, y recientemente en Dougar, donde 19 jóvenes de la localidad fueron puestos en custodia durante semanas, antes de ser pura y simplemente liberados. 

Una forma del Estado senegalés de calmar la situación. Pero en cuanto respiraron el aire de la libertad, sus padres, aliviados, declararon a los medios de comunicación que estaban más decididos que nunca a no renunciar a su tierra y a defenderla costara lo que costara.

En estos casos, como en muchos otros, la constatación es la misma: conflictos entre industriales y poblaciones campesinas.

Los conflictos por la tierra son una bomba de relojería. Según el Directorio de Disputas de Tierras y Conflictos Comunitarios creado por el Ministerio del Interior senegalés, hay al menos 307 casos de este tipo en todo el país que requieren una acción urgente para su resolución.

En el origen de los conflictos: la ley sobre el dominio nacional

El origen de los conflictos por la tierra entre los industriales y las poblaciones locales en Senegal se remonta a la colonización. En efecto, la Ley 64-46 de 17 de junio de 1964 sobre el Código de Dominio Nacional, heredado del derecho francés, decretó su primacía sobre el derecho consuetudinario. Esta es la opinión de varios abogados especializados en cuestiones de la tierra, como Mamadou Mballo, responsable del programa de gobernanza de la tierra en Cicodev África. Según él, «al hacer borrón y cuenta nueva de los derechos consuetudinarios e introducir una ley moderna, esta iba a encontrar naturalmente la resistencia de las comunidades que siguen haciendo valer sus derechos consuetudinarios sobre estas tierras«. (1)

Desde este punto de vista, parte de la solución a las disputas por la tierra parece obvia: una reforma de la ley sobre el dominio nacional. Así lo confirma el representante del ejecutivo local, el vicegobernador de Kaolack encargado del desarrollo, Jean Paul Malick Faye. «La tierra en Senegal plantea muchos problemas debido a textos que no responden a las preocupaciones de desarrollo que el Estado de Senegal ha establecido«, dijo ya, en 2016 (2), indicando así un código obsoleto que debe ser actualizado.

1 (véase: http://www.cicodev.org/sil-y-a-une-volonte-politique-de-regler-le-probleme-foncier-elle-est-a-relativiser/)

2 http://news.adakar.com/h/78739.html

Amadou Ba es graduado por el CESTI (Centro de Estudios de Ciencias y Técnicas de la Información) de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar. Además, es investigador y formador de periodistas senegaleses en Medios y Comunicación. Con una experiencia profesional de más de 10 años en la prensa senegalesa, ha trabajado para la revista de información general de Dakar, Nouvel Horizon, Le Journal de l’économie sénégalaise (Lejecos.com) y Ouest TV, entre otros medios.

Artículo redactado originalmente en francés y traducido al español por Luis A. Carrascosa Cantizano.

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