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“Los artistas africanos han tomado y asegurado su asiento en la mesa, ¡con invitación o sin ella!”

“Los artistas africanos han tomado y asegurado su asiento en la mesa, ¡con invitación o sin ella!”
Wura-Natasha Ogunji, ‘¿Seguiré llevando agua cuando esté muerta?’, performance en Lagos, 2013. Imagen: Ema Edosio
Wura-Natasha Ogunji, ‘¿Seguiré llevando agua cuando esté muerta?’, performance en Lagos, 2013. Imagen: Ema Edosio
Wura-Natasha Ogunji, ‘¿Seguiré llevando agua cuando esté muerta?’, performance en Lagos, 2013. Imagen: Ema Edosio
Wura-Natasha Ogunji, ‘¿Seguiré llevando agua cuando esté muerta?’, performance en Lagos, 2013. Imagen: Ema Edosio

Desde que Angola causó sensación en Venecia con el León de Oro, numerosos periodistas nos hacen la gran pregunta: “Entonces, ¿el arte contemporáneo africano es el próximo gran acontecimiento? ¿Podemos incluso llamarlo un bombardeo mediático?». El enorme interés de los medios en el nuevo “boom” nos ha dado la idea de, en lugar de contestar a esa pregunta nosotros mismos, dirigirla a artistas, comisarios, directores o asesores para preguntarles su opinión personal acerca del tema:

N’Goné Fall, comisaria y crítica de arte
«Más de veinte años después de la época en la que Occidente manifestaba sin reparos que no existía el arte contemporáneo en África, más de veinte años después de un gran número de exposiciones exitosas que en su mayoría vendían el continente como una marca exótica, veinte años después del nacimiento de revistas destacadas como Third Text (Londres), Revue Noire (París) y NKA (Nueva York), parece que el mundo ha evolucionado muy poco. Parece como si no se hubiera hecho nada para derribar todos los prejuicios y clichés que ensombrecen el discurso crítico producido por artistas africanos, comisarios, críticos, historiadores e investigadores. El arte contemporáneo procedente de África tuvo su ‘momento de gloria’ en los años noventa. Con el comienzo del milenio, se daba por hecho y era ampliamente aceptado que la producción artística africana no era “auténtica”, “tradicional” y “bonita”. Es la voz, las agallas y el alma de la gente los que tienen algo que ofrecer teóricamente, conceptualmente y estéticamente. Es una mirada crítica a todas las sociedades de todo el mundo de un grupo de intelectuales y artistas quienes resultan ser de África.

¿África, un “bombardeo mediático”? Qué bonito. Después de todo, no hace tanto lo habrían llamado el Continente Oscuro. Supongo que deberíamos estar agradecidos de ser ahora el centro de atención, en caso de que alguno no se hubiera dado cuenta de que ya ha sido así desde hace mucho tiempo…».

Bomi Odufunade, asesora artística
«No estoy segura de si yo lo llamaría el próximo gran acontecimiento pero ¡algo está ocurriendo y no es tan solo un bombardeo mediático! Hay ahora un exceso de artistas, comisarios, galerías, espacios de arte y coleccionistas activos tanto dentro como fuera del continente. Pienso que era algo que iba a suceder tarde o temprano pero estábamos bastante ocupados con encargarnos de otras cosas derivadas de la influencia poscolonial. Creo firmemente que del conflicto viene la creación y la evolución del arte contemporáneo en África ha estado trabajando a la perfección en conjunto con la geopolítica de la región. De repente estamos todos sincronizados, así que quizá es eso lo que la gente está notando. Este verano, Tate Modern ha integrado finalmente exposiciones de artistas como el sudanés Ibrahim el-Salahi y el beninés Meschac Gaba. Angola ganó el León de Oro al mejor pabellón en la reciente edición de la Bienal de Venecia, la ghanesa  Lynette Yiadom-Boayke está en la lista de seleccionados para el premio Turner de este año, la retrospectiva solitaria de la artista keniata Wangechi Mutu fue recientemente abierta para la aclamación de la crítica en el Museo de Brooklyn en Nueva York, y el paisaje arquitectónico parecido a un mural Retopistics: A Renegade Excavation” (2001) recientemente vendido por Christie’s de la etíope Julie Mehretu por la cantidad récord de 4.603.750 de dólares. ¿Es un bombardeo mediático? No lo creo pero las desgracias nunca vienen solas».

Serge Alain Nitegeka. Imagen: André Morin
Serge Alain Nitegeka. Imagen: André Morin


Chika Okeke-Agulu
, artista, historiador de arte, comisario y bloguero
«La pregunta presupone que el momento para el arte contemporáneo africano es en el futuro. Considera esto: en 2004, la revista ArtNews preguntó si el arte contemporáneo africano es la “Última Vanguardia”. De eso hace casi diez años. Y unos años más tarde, un crítico del New York Times se preguntaba qué pasaría cuando la “novedad” de los trabajos de Anatsui se desgastara, sin importar que su carrera abarque más de cuarenta años. La gente no parece aceptar el hecho de que los artistas africanos hayan tomado y asegurado su asiento en la mesa, ¡con invitación o sin ella! Además, no hay duda de que los artistas africanos están haciendo algunos de los trabajos más importantes e interesantes del panorama mundial actual».

Nathalie Mba Bikoro, artista
«Yo no lo llamaría bombardeo mediático, eso lo estaría expulsando del contexto contemporáneo y creando nuevas narrativas construidas del retorno a lo ‘exótico’. Antes de poder llamarlo así, necesitamos tener un conocimiento sólido de nuestras historias, investigar en el mercado, la educación y la migración. Según mi experiencia las subastas de arte africano se están incrementando. Sin embargo, todavía se están esforzando por hacer ventas relevantes. Los precios son aún muy bajos y ahora mismo hay un ‘bombardeo mediático’ porque ¡las subastas son una ganga! Este es el mejor momento para que los coleccionistas se fijen porque los precios de las obras de arte están por debajo de sus valores reales. Existen todavía numerosos retos para promocionar el arte contemporáneo africano, las ventas son mucho más fuertes en las artes ‘tribales’. El mercado contemporáneo es capaz de crear sus propias plataformas y redes online de manera internacional y está elaborando sus archivos históricos como nunca antes. Las preguntas son: ¿Cómo podemos mantener un discurso moderno sobre lo nuevo sin la mirada panóptica colonial? ¿Cómo puede crecer fuerte y por cuánto tiempo podemos seguir manteniéndolo?

Zanele Muholi ‘Tebogo Mokobane and Nhlanhla, Queensgate, Parktown’ 2007; © Zanele Muholi y Galería Stevenson.
Zanele Muholi ‘Tebogo Mokobane and Nhlanhla, Queensgate, Parktown’ 2007; © Zanele Muholi y Galería Stevenson.

El arte africano venderá con la dependencia de lo que esto represente para los grandes coleccionistas, quienes peligrosamente podrían tener a menudo expectativas occidentalizadas de la práctica visual de un continente entero en lugar de la apreciación de las naciones modernas con miles de culturas y lenguas. Si la obra de arte ‘se ajusta’ a los criterios particulares, ésta se venderá mucho mejor que algo creado de una forma más conceptual. No es el caso de todas pero pasa muy frecuentemente. El mercado del arte todavía no entiende demasiado lo que es el arte africano moderno y necesita evolucionar en el sentido de catalogar los criterios como una visión general antropológica. ¿Podemos cambiar las expectativas y ‘gustos’ de los compradores para coleccionar arte no como una forma de ‘decoración del hogar’ sino como piezas de reflejo, aprendizaje, narrativa y educación? Por el momento parece que los compradores y coleccionistas más fuertes proceden ahora del continente africano, notablemente de Nigeria. Nuestras economías son más fuertes, nuestra población está creciendo y una mejor red internacional se ha desarrollado para el mundo. Las esferas del arte africano todavía luchan contra la marginalización y el racismo en el mercado. Como artistas, si eres apasionado e integral con tu trabajo y visiones y responsable, continúas creando una obra pese a cómo cambia el mercado a tu alrededor».

Joost Bosland, Stevenson, Capetown
«Sólo porque el mundo del arte internacional ya no nos ignore no significa que vayamos a ser el próximo gran acontecimiento. En mi opinión, el actual interés de los medios se puede atribuir a dos progresos separados pero relacionados. Por un lado, las luchas totalmente fundamentales iniciadas por Okwui Enwezor hace unos quince años finalmente se han ganado en gran medida. Para decirlo sin rodeos, una audiencia informada sabe ahora que contemporáneo y africano no son adjetivos mutuamente exclusivos. Por otro lado, unos doce artistas individuales se han labrado un nombre. Pero el éxito, tanto críticamente como también en el mercado, de Julie Mehretu, Meschac Gaba, Wangechi Mutu, Nicholas Hlobo, El Anatsui y William Kentridge no refleja necesariamente el crecimiento de una categoría por completo. Recelo de los motivos que llevan a una persona a asegurar otra cosa… No queremos ser la siguiente China».

Ato Malinda, artista
En mi opinión, la explosión de interés en el arte africano y diáspora es bienvenida por dos razones. La primera, que aunque socialmente se ha hecho un progreso general, la gente de color todavía se esfuerza por el reconocimiento merecido en el terreno global. Cuando me siento para tomar una taza de café en el Starbucks del barrio, la gente blanca todavía se aferra a sus carteras sin necesidad por miedo a que yo pueda tener la mano larga. Esos pequeños incidentes cotidianos se traducen en grandes acciones cuando artistas negros son elegidos para exposiciones en los museos. Por eso doy la bienvenida al reconocimiento atrasado de (políticamente) artistas negros en escenarios de mayor envergadura, para que se dé ese minúsculo paso para acercarse a un mundo de prejuicios decrecientes. La segunda razón por la cual doy la bienvenida a esas acciones tardías es por el reconocimiento de artistas como Zanele Muholi. Artistas que están retándonos a que seamos críticos con nosotros mismos. Durante mucho tiempo la sexualidad negra ha sido un tabú eludido por nosotros. Muholi nos ha retado a empezar a hablar sobre lo que nos satisface sexualmente. Un gran paso político hacia adelante.”

[box]Contemporary AndEste artículo se publicó por primera vez en inglés en Contemporary And y ha sido traducido al español por Casa África en colaboración con este magazine digital dedicado al arte contemporáneo africano. Traducción: Nereida Herrera Nuez.[/box]

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