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Herramientas digitales para que la democracia sea más ciudadana y mejor

Herramientas digitales para que la democracia sea más ciudadana y mejor
Chica en las redes sociales. Imagen: rawpixel.com en Freepik
Carlos Bajo Erro

Carlos Bajo Erro

Periodista cofundador de Wiriko

Las tecnologías están poniendo al servicio de las sociedades civiles africanas instrumentos para colmar su deseo creciente de controlar la acción pública y participar más activamente

El 16 de marzo, la asociación de blogueros y blogueras guineanos (Ablogui) organizó una rueda de prensa para compartir el resultado de su análisis sobre el grado de cumplimiento de los compromisos y promesas realizados por el gobierno. Llevan haciéndolo desde 2016, cuando pusieron en marcha Lahidi, una plataforma de seguimiento de la acción pública que se ha consolidado como una de las más firmes y solventes de África Occidental. La mayor diferencia, en esta ocasión, es que el gobierno actual en la República de Guinea está liderado por los militares que en septiembre de 2021 protagonizaron un golpe de Estado que les llevó al poder. Es decir, los blogueros guineanos estaban fiscalizando las decisiones y exigiendo responsabilidad y rendición de cuentas de la junta militar, en lo que supone un sorprendente (y tradicionalmente arriesgado) ejercicio de responsabilidad cívica. La trayectoria de Ablogui es la de una sociedad civil que se ha apoderado de una herramienta de civic tech y que a través de ella no solo ha podido canalizar su compromiso, sino que además ha conseguido trasladar a la población el valor del control ciudadano de las instituciones.

Habitualmente se habla de civic tech o tecnología cívica de una manera muy genérica, como las tecnologías o herramientas tecnológicas que se usan para empoderar a la ciudadanía o que ayudan a los gobiernos a ser más accesibles, eficientes y transparentes. La Knight Foundation hace una interesante precisión en este sentido en una propuesta de definición: “La tecnología cívica es aquella en la que el público presta su talento, normalmente de forma voluntaria, para ayudar al gobierno a hacer un trabajo mejor”. La expansión de estos instrumentos ha coincidido en el continente africano con una época de creciente descontento en la ciudadanía, de renovación de la sociedad civil y de aumento de la exigencia de mejora democrática. Desde el punto de vista técnico, el rompecabezas se completa con una vulgarización de estas tecnologías que se han ido simplificando y haciéndose cada vez más accesibles y con un aumento de las competencias locales, es decir, que a un ritmo considerable aumenta la cantidad de jóvenes africanos familiarizados con estos entornos técnicos. El resultado, más allá de la fascinación y el tecnoptimismo que pueden desprender algunas de estas iniciativas, es que las sociedades civiles de prácticamente todo el continente tienen nuevas herramientas para intervenir positivamente en los procesos democráticos y vigilar más de cerca la acción pública de sus electos.

El maliense Tidiani Togola es el responsable de Tuwindi Foundation, una organización que desde el país del saheliano es pionera en el desarrollo de soluciones tecnológicas para mejorar la gobernanza. “África es el continente más propicio para el desarrollo de las civic tech, sobre todo, tanto en el ámbito de la gobernanza como en otros como los derechos humanos. Las civic tech tendrán delante de ellas un gran espacio para el desarrollo”, asegura este experto. En el más evidente ámbito de la gobernanza, Togola hace una referencia a la situación actual: “Hoy la utilización de las tecnologías para la observación o la supervisión de las elecciones se está democratizando tanto para el uso por parte de la sociedad civil como por parte de las instituciones. Pero también hay muchas que dan respuesta a los desafíos relacionados con la rendición de cuentas, que son extremadamente importantes, especialmente en África y, específicamente, en África subsahariana. Muchas soluciones de civic tech han sido concebidas para que los dirigentes puedan rendir cuentas”. La experiencia de Togola sirve como ejemplo. De sus esfuerzos de desarrollo han salido plataformas como OpenESR Conqueror, que organizaciones de las sociedades civiles del continente han utilizado para monitorizar la limpieza de las elecciones en diversos países; MonElu, una aplicación que facilitaba el contacto entre los cargos electos y la ciudadanía a la que servían, o Xensa, una plataforma multimedia que favorece el seguimiento de la acción gubernamental y parlamentaria, en un sentido amplio, que no ha detenido su actividad tampoco con el gobierno militar.

Como explica el propio Togola, “hoy, las redes sociales aportan un fuerte valor añadido, así que se han colado en el espacio de las civic tech, permitiendo a los ciudadanos llevar a cabo acciones de presión, por ejemplo, pero también iniciar un diálogo con los dirigentes”. Es decir, ni siquiera es necesario que se estén desarrollando herramientas concretas para promover la consolidación de la conciencia cívica y empujar a la toma de protagonismo de la ciudadanía en la gestión de la cosa pública. Algunas de las iniciativas que se desarrollan a través de las redes sociales ya son un punto de partida en ese sentido. Sin embargo, las tecnologías cívicas se expanden por el continente, con alcances y distintas y diferentes particularidades. Si en Nigeria una potente y extensa red de ciudadanas y ciudadanos comprometidos pueden usar Tracka para hacer el seguimiento del desarrollo de los proyectos gubernamentales en todo el país, los gestores de Mzalendo están monitorizando la actividad del parlamento keniano y de otras cámaras regionales para acercarlo a la ciudadanía; el Accountability Lab de Sudáfrica promueve un hackathon para desarrollar herramientas digitales contra la corrupción.

Hay numerosas estructuras en todo el continente africano que promueven esta forma de compromiso con una diversidad de enfoques y de formas que garantizan una atractiva pluralidad. Solo a modo de ejemplo, desde Uganda, una organización heterodoxa, Pollicy, ha introducido el componente de un cuidadoso diseño para conseguir el máximo impacto de las iniciativas de sensibilización y ha desarrollado, por ejemplo, juegos con los que intentan ofrecer herramientas para poder defenderse de las noticias falsas en la vida cotidiana o promover la adopción de medidas básicas de seguridad digital. El futuro de este anhelo de participar en los asuntos públicos es prometedor. La ciudadanía, en África, está poniendo la energía y la tecnología y la creatividad ayudan a construir los instrumentos. Tidiani Togola ofrece una mirada hacia ese futuro: “Las civic tech no tienen ningún límite concreto. El límite es nuestra imaginación, porque, en realidad, son soluciones que están llamadas a evolucionar y adaptarse para responder cada vez más a necesidades más diversas. Pensemos en todas las posibilidades que ofrece la entrada de la inteligencia artificial o del big data en el ámbito de las civic tech, por ejemplo”.

Artículo redactado por Carlo Bajo Erro.

Imagen de rawpixel.com en Freepik

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