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Ruanda, hace 27 años: el genocidio

Ruanda, hace 27 años: el genocidio

Pedro Suárez Martín

Traductor

Por Pedro Suárez. El último horror se abatió sobre Ruanda hace 27 años, casi exactamente: el último genocidio empezó el 6 de abril. 1994. 

¿Por qué volver a Ruanda, hoy y aquí? 

Por deber de memoria. Siempre. 

Porque se han conocido en estos días los informes Duclert y Muse. 

Porque el presidente de Ruanda, Paul Kagame, ha visitado París recientemente. Porque Emmanuel Macron, presidente de Francia, acaba de efectuar una visita a Ruanda, este 27 de mayo. 

Porque algo se mueve. 

Por Tierno Monénembo… también. 

Acabo de traducir, en efecto, una cuarta novela de Tierno Monénembo: después de El Rey de KahelEl Terrorista negro y Bled le tocó el turno a El Primogénito de los huérfanos o los destrozos causados, especialmente en el alma de los chiquillos, por el genocidio ruandés. 

“Esta novela se inscribe en el marco de la operación “Escribir por deber de memoria”, concebida por la asociación Arts et Médias de África y sostenida por la Fondation de France”, dice Tierno al comienzo. En 1998, en Ruanda se encontró con otros escritores africanos venidos a cumplir con el deber de memoria. Entre ellos, dos ilustres conocidos: Boubacar Boris DiopAbdourahman A. Waberi

Y así, enhebrando perlas, volví a leer y ya de paso aproveché para traducir, el libro de Waberi, escrito por deber de memoria, Moisson de crânes, Siega de cráneos

Me pareció excelente la ocasión para volver a leer la contribución al deber de memoria de Boubacar Boris Diop, Murambi el libro de los osarios. Considero que todas las ocasiones son excelentes para quedarse unas cuantas horas con Boris, perdido en sus páginas, en su mundo. 

EL GENOCIDIO. 

Pero yo, del penúltimo genocidio del siglo 20 (el último fue el de Srebrenica en Bosnia-Herzégovina), del genocidio de Ruanda, sabía muy poco, como muchos en Francia, Navarra y las Españas. 

Así que, antes de traducir, busqué fuentes. Solventes. No contaminadas. 

Primero me fui, como suelo hacer últimamente cuando busco información sobre África, al Diccionario ameno de las culturas africanas (traducción de Dictionnaire enjoué des cultures africaines), libro de mucho jugo y bastante placer de Alain Mabanckou y Abdourahman Waberi publicado por Fayard en 2019. En la página 272 se encuentra la entrada Ruanda (Genocidio de los tutsis)

“1994 fue un año terrible para África con el genocidio en Ruanda. Más de un millón de personas fueron masacradas en lo que iba a ser uno de los últimos genocidios del siglo XX. Los hutus se coaligaban contra los tutsis desde un odio heredado de una ideología occidental que había distinguido a los negros llamados superiores (tutsis) de los negros llamados inferiores (hutus). 

Las masacres perpetradas por los hutus contra los tutsis, se asociarían, en un primer momento, a la supuesta barbarie de la “naturaleza africana”. Es lo que explica, en gran parte, la vacilación de la comunidad internacional, durante el tiempo que ha necesitado antes de pronunciar la palabra “genocidio”, mientras que, en el terreno, muchos eran los observadores que no cesaban de alertarnos sobre la degradación de la situación. Hoy, textos escritos por sobrevivientes, periodistas, historiadores y novelistas “comprometidos” muestran la dimensión de lo que Jean-Pierre Chrétien calificaba como “el nazismo tropical” (Jean-Pierre Chrétien, “¿Un nazismo tropical” en Ruanda? Imagen o lógica de un genocidio”, Vingtième siècle, 1995, nº48). 

Me quedé con ganas de saber más, de precisar cosas. Recordé entonces el libro Ocho lecciones sobre África, editado por Grasset en el 2020. Se trata de las lecciones impartidas en el Collège de France, desde la cátedra de creación artística a la que, por primera vez, en el curso 2015-2016 se invitaba desde la prestigiosa institución a un escritor. Eligieron a Alain Mabanckou. Pronunció su lección inaugural con el título Letras negras: desde las tinieblas hasta la luz, el 17 de marzo de 2016. 

La lección octava y última lleva por título: Escribir tras el genocidio de Ruanda

Referencias históricas para Ruanda. 

Ruanda tuvo su primer rey tutsi Ruganzu 1º Bwimba en el siglo 14 y, hasta inicios del siglo 19, el país será gobernado siempre por un rey tutsi, “el Mwami”, reconocido por todos, sin que ello constituya una verdadera manzana de discordia incluso a lo largo de la primera presencia colonial alemana en 1894. 

Entre 1900 y 1918, se planta allí la primera misión católica, seguida de la conquista por los belgas después de que los alemanes, derrotados durante la Gran Guerra, se vieran desposeídos de sus territorios coloniales. 

Fue en 1925 cuando el “Ruanda-Urundi” fue anexionado al gran conjunto del Congo belga y puesto bajo la autoridad de un vicegobernador general. 

En 1943 el rey Rudahigwa, Mutara 3º, se bautiza con sus jefes y subjefes. El soberano tutsi puede contar a partir de entonces con el apoyo de la iglesia católica y de la administración colonial belga. Lo que lo impulsa, siempre con el beneplácito de los belgas, a apartar a los jefes hutus en beneficio de los jefes tutsis. 

La estrategia de los belgas es la de la división: suscitar una rivalidad feroz entre los tutsis y los hutus. Y Bélgica sobrepasó los límites al introducir la referencia étnica en el documento de identidad en 1931. Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1946, Ruanda-Urundi se transformó en un territorio bajo tutela de la ONU que, un año después, cedió oficialmente su tutela a los belgas. La frustración de los hutus es de tal calibre que, lanzados a lo que ellos denominan la “Revolución social agraria”, fundan el Partido del Movimiento de la Emancipación de los hutus, el Parmehutu. En su “Manifiesto de los bahutus” (1957) los hutus ponen en tela de juicio las prerrogativas de la monarquía tutsia y su casi ausencia en los dominios político, económico, social y educativo. En respuesta, los tutsis crean en 1959 la UNAR, la Unión Nacional Ruandesa, y reivindican la independencia del país, lo que llevó a los belgas a cambiar de “socios”, a respaldar de ahora en adelante a los hutus que ellos estiman ser más maleables. 

Pedro Suárez, traductor literario de autores como Gauz en español, nos explica en este artículo y a través de textos de los reconocidos autores Boubacar boris Diop, Tierno Monénembo y Abdourahman A. Waberi, de los discursos de Kagame y Macron y de los informes políticos (Duclert en Francia y Muse en Ruanda), el contexto del genocidio de Ruanda. Nos ayuda a entender la magnitud y los múltiples factores que intervinieron en esta última gran tragedia del siglo XX que sigue sacudiendo las conciencias de los actores implicados y de los que permanecieron en silencio ante tales hechos. 

Pueden ver el documento completo aquí.

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