El legado de Abebe Bikila: Etiopía y Kenia dominan el maratón

Silueta de un corredor keniata. Imagen: AdobeStock
Silueta de un corredor keniata. Imagen: AdobeStock

Antoni Castel

Doctor en Ciencias de la Comunicación, miembro de GESA

Oficial del Ejército, al servicio del emperador Haile Selassie, Bikila deviene un héroe a su regreso a Addis Abeba. No faltan los homenajes a un corredor que en Roma bate el récord del mundo (2:15:16) y pasa por encima de atletas europeos y estadounidenses. Hasta entonces, en los Juegos Olímpicos, la maratón, como la mayoría de las pruebas de fondo, estaba dominada por corredores blancos. La única victoria africana la había obtenido un blanco, el corredor de Suráfrica Kennedy McArthur, en Estocolmo, en 1912.

En los siguientes Juegos Olímpicos, en Tokio 1964, Bikila ya no es el atleta desconocido de Roma sino uno de los favoritos, que no defrauda al repetir la victoria, con otro extraordinario tiempo, récord del mundo (2:12:11). En México, en 1968, en los Juegos en que los corredores estadounidenses negros levantan el puño, en un gesto de denuncia, del Black Power, que se transmite a todo el mundo, Bikila abandona, muy mermado por una lesión. No obstante, la medalla de oro de maratón la consigue otro etíope, con quien pocos contaban, Mamo Wolde, vencedor unos días antes de la medalla de plata en los 10.000 metros. En dicha prueba en pista, Wolde queda por detrás de Naftali Keino, el primer keniano en obtener una medalla de oro.

El emperador asiste al entierro de Bikila

Medio año después del fracaso de México, Bikila sufre un grave accidente de tráfico que le deja tetrapléjico. No vuelve a caminar, aunque sí que recupera la movilidad en las extremidades superiores tras permanecer casi un año en un centro médico británico. En silla de ruedas, promociona el deporte paralímpico, y recibe homenajes en todos los lugares que pisa. En Múnich, en los Juegos Olímpicos de 1972, es aclamado en el estadio. En la maratón, su compatriota Wolde consigue la medalla de bronce.

Bikila muere en octubre de 1973, a causa de un ictus. Elevado a la categoría de héroe nacional, al entierro en Addis Abeba asisten decenas de miles de personas, entre ellas el propio emperador Haile Selassie. El héroe, el maratoniano descalzo de Roma, es un estímulo para los corredores que comienzan, tanto en Etiopía como en otros países africanos que alcanzan la independencia en los años 60. Así, Bikila es el primero de una larga lista de fondistas, en su mayoría etíopes y kenianos, que asombran al mundo por su calidad, y son ejemplo por su esfuerzo, humildad y deportividad. Con los años, incorporadas ya las mujeres en las carreras de fondo, copan las victorias en Juegos Olímpicos, Mundiales y los seis principales maratones, los majors: Nueva York, Boston, Berlín, Chicago, Tokio y Londres.

Un éxito al que no se llega por razones genéticas, como sostiene Benoit Gaudin en su libro Coureurs de fond est-africains, fruto de una investigación de cuatro años. Gaudin subraya que son los entrenos exigentes y la cultura deportiva en esos países lo que permite que se formen espléndidos fondistas. Lo confirma el atleta catalán Marc Roig, afincado desde hace años en Iten, en Kenia. En las entrevistas, Roig destaca que los fondistas kenianos, incluso los medallistas olímpicos, llevan una vida austera, de entrenamiento y descanso, sin comodidades. Salen a entrenar en grupo y trabajan la aceleración y desaceleración. Terminada la sesión, regresan a su casa, para descansar. Una vida espartana que, según los especialistas, no aceptarían los atletas europeos, que entrenan duro pero también buscan tiempo para la diversión.

Mare Dibaba, Tirunesh Dibaba y Amane Shankule, también ídolos

En Addis Abeba, en la plaza Meskel, cada mañana, a partir de las 6, se pueden ver a centenares de jóvenes que corren. No lo hacen a lo loco, sino que entrenan asesorados, siguiendo un plan trazado por los entrenadores. Aspiran a vivir del atletismo, y sueñan con emular a Bikila, Haile Gebrselassie, Kenenisa Bekele o Tamirat Tola. No faltan las mujeres, que en su caso se fijan en Mare Dibaba, Tirunesh Dibaba o Amane Shankule. Algunos, los más talentosos y disciplinados, llegarán a destacar en un mundo muy competitivo.

Gebrselassie, ya retirado, es quizás el atleta etíope más reconocido tras Bikila. Ganador de dos oros olímpicos (Sídney y Atlanta, en 10.000 metros), cuatro campeonatos del mundo (Sevilla, Atenas, Gotemburgo y Stuttgart, también en 10.000 metros), y de la maratón de Berlín en tres ocasiones, Gebrselassie es un empresario, preocupado por el desarrollo de su país. Es también un reclamo publicitario, que asoma con su sonrisa perpetua en los anuncios de televisión y en vallas de la capital etíope.

Bekele también posee un palmarés espectacular, con tres oros olímpicos (Atenas y Pekín, en 10.000 y 5.000 metros) y cinco campeonatos del mundo (París, Helsinki, Osaka y Berlín). En Pekín 2008 y en Berlín 2009 fue capaz de doblar y ganar en las dos pruebas de fondo en pista, los 5.000 y los 10.000. En el maratón de Berlín, en 2016, consigue una marca (2:03:03) con la que bate el récord del mundo de su compatriota Gebrselassie. En cuanto a Tola, mucho más joven que Bekele, gana la medalla de oro en la maratón de los Juegos Olímpicos de París 2024 y en el campeonato del mundo de Eugene (Estados Unidos).

Las fondistas etíopes Mare Dibaba, Tirunesh Dibaba y Amane Shankule, ya citadas, son recordadas por sus victorias en las grandes citas atléticas, en muchas ocasiones en pugna con las rivales kenianas. La hegemonía de Etiopía y Kenia es tal magnitud que de las diez mejores marcas en maratón, cinco son de corredoras etíopes y cuatro de kenianas. En el top 10 se cuela la británica Paul Radcliffe, campeona mundial en Helsinki 2005, la última europea en plantar cara a las africanas. El récord del mundo lo detenta una keniana, Ruth Chepngetich (2:09:56), una marca obtenida en el maratón de Chicago 2024.

Récord del mundo del keniano Kelvin Kiptum

En la categoría de hombres, etíopes y kenianos también dominan el fondo. En el maratón, de las diez mejores marcas de todos los tiempos, cinco son de atletas etíopes y otras cinco de kenianos. El récord está en poder de Kelvin Kiptum (2.00.35), obtenido en el maratón Chicago en el año 2023. Infelizmente, Kiptum murió unos meses después en un accidente de tráfico en Kenia, a los 24 años.

El malogrado Kiptum arrebata el récord a un ídolo keniano, Eliud Kipchoge (2:01:09), oro en los Juegos Olímpicos de Rio (2016) y Tokio (2020) y vencedor del campeonato de cross en Lausana, en el 2003, en la categoría junior. Al igual que otros atletas, Kipchoge llega al maratón tras una excelente trayectoria en pista, con victoria en el 5.000 del campeonato del mundo de París (2003). En las majors, los maratones de las seis ciudades que congregan a miles de aficionados, el dominio de Kipchoge es apabullante: vence cinco veces en Berlín, cuatro en Londres, una vez en Chicago y otra en Tokio.

Artículo de Antoni Castel.

Casa África y la diplomacia deportiva:

Casa África, en el marco de su programa de diplomacia pública, impulsa la diplomacia deportiva mediante el apoyo a la participación de atletas africanos —especialmente keniatas— en competiciones celebradas en España. A través de su colaboración con el proyecto Sky Runners Kenya, ha facilitado la presencia de corredores de élite de Iten en eventos como la Transgrancanaria HG, la Zegama-Aizkorri o la Gran Canaria-Maspalomas Marathon. Esta iniciativa no solo promueve la visibilidad internacional de jóvenes talentos africanos, sino que también fomenta la igualdad de género y el empoderamiento social y económico, consolidando el deporte como herramienta de intercambio cultural y fortalecimiento de los lazos entre África y Europa.

Iten (Kenia), en el Valle del Rift, está considerada la meca del atletismo a nivel mundial. Los atletas residen a 2400m de altitud en el campus del proyecto de Sky Runners Kenya. Gracias a la colaboración de Casa África en este proyecto, Robert Pkemoi y otros compañeros del proyecto fueron los primeros keniatas en participar en una carrera de montaña europea, concretamente en la Transgrancanaria 2020. Gracias a sus diferentes podios, Robert Pkmeoi ha podido comprar tierras y vacas para poder dar sustento a su familia.

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