Madagascar, ¿la hora de la generación Z?

Generación Z en Madagascar. © VGX Ultra para Adobe Stock
Generación Z en Madagascar. © VGX Ultra para Adobe Stock

Antoni Castel

Doctor en Ciencias de la Comunicación, miembro de GESA

Movilizada sin mucho éxito en Uganda y Kenia el año pasado, la denominada Generación Z, formada por los jóvenes nacidos entre finales de los 90 y principios del 10, consigue en Madagascar que los militares pongan fin, a mediados de octubre, a la presidencia de Andry Rajoelina. En Tanzania, mantiene su protesta contra la presidenta Samia Suluhu Hassan, a la que acusan de amañar las elecciones.

En Madagascar no hubo un detonante específico como en Nepal, donde todo comenzó tras el cierre de las redes sociales, en septiembre de 2025. En la Gran Isla, el hartazgo de los jóvenes en un país de jóvenes por el deterioro de los servicios públicos, agua y electricidad sobre todo, alienta las movilizaciones, convocadas mediante mensajería; Instagram; Facebook; Discord, muy usada para juegos; y Signal. Pero más que una queja por unos servicios pésimos, dirigen su furia contra una clase dirigente a la que señalan de estar corrompida, sin capacidad de reacción frente al deterioro económico y social e insensible a las aspiraciones de dichos jóvenes.

No les falta razón: según Transparencia Internacional, Madagascar ocupa el lugar 140 de entre 180 en el Índice de Percepción de la Corrupción. El Banco Mundial califica al país como el quinto más pobre del mundo, con una renta per cápita de 520 dólares. El Índice de Desarrollo Humano (IDH) lo sitúa también en los últimos puestos, en el 155 de 166 países.

Elites cercanas a Rajoelina

Los datos sociales contrastan con la fortuna de unas elites cercanas a Rajoelina, entre las que destaca su consejero, Mamy Ravatomanga, propietario del grupo Sodiat. No obstante, el hombre más rico de Madagascar, según Forbes, no es Ravatomanga sino Ylias Akbaraly, con doble nacionalidad francesa y malgache, que se encuentra al frente del consorcio fundado por su padre, Sipromad. Una “hiperélite”, de unas mil personas, que “ha capturado el poder”, según el estudio de Mireille Razafindrato, François Roubaud y Linda Rua, publicado en la revista World Development en el 2021. En el exclusivo club de ricos, de acuerdo con Forbes, figuran también, entre otros, Salim Ismail, del grupo Socota; el expresidente Marc Ravalomanana; Hassanein Hiridjee; Naina Andriantsitohaina; Iqbal Rahim y Henri Fraise.

En un país con profundas desigualdades, la mitad de la población tiene menos de 20 años, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). En cuanto a la generación Z, representa en África el 30-35% de la población, un porcentaje superior a la mundial, que es del 25% Es una generación, adiestrada en el uso de las redes sociales sea rico o pobre, rural o urbanita, que ha crecido en un Madagascar independiente, y les queda lejos tanto la matanza colonial francesa de 1947 como la experiencia socialista de Didier Ratsiraka (1975-1993). Si las conocen es por boca de sus padres y abuelos, cuya memoria no olvida.

Después de tres semanas de protestas, el 14 de octubre, el coronel del Cuerpo de Ejército de Personal y Servicios Administrativos y Técnicos (CAPSAT), Michäel Randrianirina, toma el poder. El CAPSAT es una unidad de las Fuerzas Armadas, con gran influencia política, que ya había protagonizado en el pasado, con un motín, la dimisión del presidente Marc Ravalomanana en el 2009 y la llegada a la presidencia del entonces alcalde de Antananarivo, Andry Rajoelina.

Bajo la protección del Gobierno francés, cuyo presidente, Emmanuel Macron, le había manifestado su apoyo durante las movilizaciones, Rajoelina deja Madagascar. También sale, con rumbo a Mauricio, el magnate Mamy Ravatomanga, señalado por la Generación Z como uno de los representantes de la perversa colusión entre los negocios y la política. No tiene tanta suerte Ravatomanga como Rajoelina, ya que es detenido en Mauricio al haber una orden internacional de arresto en su contra.

Gobierno de refundación

Formado a finales de octubre un Gobierno, de 29 miembros, denominado de refundación, presidido por Herintsalama Rajaonarivelo, la Generación Z se mantiene a la expectativa. De momento, más allá del inicio de carácter simbólico de la “concertación nacional”, el 10 de diciembre, no se han materializado avances significativos. La indefinición es manifiesta porque no se han fijado fechas en el proceso de la restauración de las instituciones democráticas. Tan solo que en marzo de 2026 comenzarán los contactos con la población, con el fin de redactar un documento que sirva de base para la nueva Constitución.

Al ser un movimiento sin líderes, acéfalo, la Generación Z se manifiesta por medio de sus proclamas en las redes sociales, y desde diciembre, a través de un canal de televisión alojado en Youtube (https://www.youtube.com/@GenZMadagascar-Officiel). Sus reivindicaciones son sociales, no por cuestiones ideológicas ni nacionalistas, una gran diferencia con sus padres. Por tanto, no hay un proyecto político-social más allá de las protestas contra las carencias, el nepotismo, la corrupción y la falta de transparencia.

No obstante, aunque reclaman más atención a los problemas del campo, gran parte de los participantes en el movimiento vive en ciudades. Porque como destacan algunos analistas, si protestas por el mal servicio del agua y de la electricidad es porque tienes electricidad, un privilegio en un país en el que el 59% de la población vive en zonas rurales (Banco Mundial), en la mayoría de los casos sin servicios básico. De acuerdo con las Naciones Unidas, tan solo el 39% de la población dispone de electricidad, mientras que el 22% tiene acceso a agua potable.

Generación Z de Tanzania

Al otro lado del canal de Mozambique, en Tanzania, la Generación Z ha estallado por las irregularidades en la reelección de Samia Suluhu Hassan, el 29 de octubre. Suluhu Hassan, la primera mujer en llegar a la presidencia tanzana, en 2021 tras la muerte de John Magufuli, obtuvo el 97,66% de los votos. En la consulta no pudieron presentarse los dos principales candidatos opositores, Tundu Lissu, encarcelado, y Luhaga Mpina. Lissu es el presidente de Chadema mientras que Mpina encabeza la Alianza por el Cambio y la Transparencia.

Mediante las protestas, la Generación Z denuncia la represión contra la oposición, que ha dejado 1.600 muertos según Chadema, y exterioriza su frustración por la deriva autoritaria de una presidenta, líder de Chama Cha Mapinduzi (CCM), que despertó muchas simpatías cuando llegó al poder, hace cuatro años.

A las proclamas de la Generación Z, formada esencialmente por jóvenes de las principales ciudades, Samia responde con descalificativos y el despliegue de más policías y militares. Bien organizados a través de las redes sociales, al igual que los jóvenes malgaches, convocaron unas protestas para el día 9 de diciembre, fecha en que se celebra la independencia. Unas marchas que finalmente fueron desconvocadas por el miedo a una represión que causaría más muertes.

Artículo de Antoni Castel, doctor en Comunicación, investigador del GESA

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