Hambruna y asedio en Darfur, la tragedia olvidada de El Fasher

Central_of_Elfashir_north_of_darfour. Imagen: © Evon2023 en Wikimedia Commons

Andrea Chamorro González

Las crisis humanitarias se suceden en diferentes rincones del planeta, en muchos casos permanecen relegadas y silenciadas en un segundo plano en medio de la vorágine mediática. El Fasher es la capital del estado de Darfur Norte y desde hace 18 meses está siendo sitiada por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF por sus siglas en Inglés). Estas se formaron principalmente por milicias Janjaweed, actuaron durante la guerra de Darfur (2003) y está acusado de genocidio durante el mismo. La ciudad constituye el último apoyo importante al ejército en la zona de Darfur por lo que las RSF están centrándose en acabar con él.  La ciudad reúne a una parte importante de población desplazada de la región y se encuentra prácticamente aislada sin rutas estables de abastecimiento de medicinas, asistencia internacional y alimentos.


La región de Darfur constituye un punto estratégico dentro de Sudán ya que conecta con Chad, Libia, Sudán del Sur y República Centroafricana lo que supone una zona clave para el movimiento de efectivos y recursos. Al mismo tiempo es una zona rica en recursos naturales como oro y uranio, de gran importancia para sostener el esfuerzo de guerra, y tierras fértiles que son necesarias para sostener la seguridad alimentaria.

Este asedio se enmarca en la guerra civil sudanesa que dio comienzo en abril de 2023 y enfrenta a las Fuerzas Armadas Sudanesas y a las Fuerzas de Apoyo Rápido. Tras la caída del Gobierno de Omar al Bashir se esperaba una transición democrática en el país que no ha llegado. Durante los primeros años, una parte del gobierno de transición era civil y otra militar hasta que el primer ministro civil Abdalla Hamdok tuvo que renunciar en el año 2022, desde ese momento el gobierno de transición se encontró gobernado por los militares. Durante el gobierno de transición sudanés ambas facciones estaban incluidas pero la parte del ejército sudanés buscaba que las RSF se integrase en el ejército, algo a lo que el grupo paramilitar se negaba. El conflicto comenzó con ataques de las RSF a posiciones del ejército sudanés que no tardó en responder. Desde ese momento ambos bandos han luchado por ocupar posiciones estratégicas sin que ningún bando haya conseguido sobreponerse lo suficiente para finalizar el conflicto o llegar a un acuerdo. Estados Unidos y Arabia Saudí fueron los promotores de las Conversaciones de Yeda de 2023 en las que se buscaba un alto el fuego y la apertura de corredores humanitarios pero quedó bloqueado por la falta de voluntad de las partes en llegar a un acuerdo. Por otro lado Egipto trató de mediar a través de la Iniciativa de los Estados Vecinos de Sudán, mientras que Sudán del Sur y Chad buscaron mediar para detener el conflicto que les suponía una importante llegada de refugiados. A estos esfuerzos se sumaron la Unión Africana y Naciones Unidas, aunque su papel fue más secundario.


En un conflicto en una zona tan estratégica como Sudán no faltan los terceros actores que se involucran para conseguir materias primas estratégicas o mayores cuotas de poder y presencia en la región. La intervención de estos terceros actores apoyando a uno u otro bando hacen que el conflicto gane complejidad y se alargue en el tiempo. Emiratos Árabes Unidos ha sido señalado por proporcionar apoyo en materia logística y de armamento a las RSF por el interés que tiene el país en el oro sudanés. A su vez el por entonces grupo Wagner (ahora Africa Corps) tuvo contacto con las RSF buscando un suministro estable de oro. Por su parte al ejército sudanés tampoco le faltan aliados en el ámbito regional y mundial. Egipto ha apoyado al gobierno sudanés debido a la necesidad de estabilizar su frontera sur. Eritrea también se implicó en este bando buscando un objetivo similar. Arabia Saudí, Turquía e Irán buscaron mantener y consolidar su influencia en el Mar Rojo, enmarcada en la rivalidad que tienen los propios países.

Desde entonces las crisis humanitarias se han desatado en diversos puntos del país y corre el riesgo de convertirse en la mayor crisis de hambre a nivel mundial. Al mismo tiempo el país lidia con desastres naturales que se intensifican con el paso de los años como fuertes lluvias y deslizamientos de tierra provocados por las mismas, esto supone desplazados internos que se suman a los que huyen del conflicto. Hasta el momento se han contabilizado en torno a 12 millones de desplazados, ocho millones se han movilizado dentro del país pero otros cuatro millones se han desplazado a otros países.

El Fasher fue declarado zona de hambruna por Naciones Unidas el año pasado. De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos, en torno a 260 000 personas se encuentran en riesgo de inanición en El Fasher, de los cuales 150 000 son niños. De acuerdo con datos recabados por el New York Times, los alimentos básicos cuestan un 460% más que en otras regiones de Sudán, un kilo de arroz puede llegar a costar 73 dólares.


Los centros médicos y educativos han sido atacados de forma sistemática con 35 hospitales y seis escuelas alcanzados. La ciudad sufre constantes asedios por parte de las RSF. En septiembre de 2025 ha tenido lugar el ataque más mortífero hasta la fecha, en torno a 75  personas murieron en un ataque con drones contra una mezquita. Naciones Unidas ha condenado el ataque alegando que el ataque a edificios dedicados a la religión constituye un crimen de guerra y la necesidad de ambas partes para sentarse a negociar. Qatar, Estados Unidos y Arabia Saudí también han condenado el ataque recalcando que constituye un ataque contra el derecho internacional. A pesar de las llamadas internacionales a la negociación tras el ataque a la mezquita las agresiones contra la población civil ya que el 11 de octubre tuvo lugar un ataque contra el centro de desplazados Dar al-Arqam que se saldó con 60 víctimas.
A su vez, las bajas civiles son difíciles de cuantificar debido a los apagones de comunicaciones que sufre la ciudad.  De acuerdo con los datos recabados por Naciones Unidas entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2025, 3.384 personas han sido asesinadas por el conflicto, 191 de ellos eran niños. La organización nos pone en contexto de la magnitud del derramamiento de sangre alegando que representa “casi el 80 por ciento de todas las bajas civiles (4.238) documentadas durante todo el año 2024.”

El cerco de las RSF sobre El Fasher no cesa y con ello empeora una de las peores crisis humanitarias del conflicto en Sudán. Los servicios humanitarios han advertido que de prolongarse el asedio la ciudad podría convertirse en un escenario de hambrunas masivas y epidemias. El Gobierno sudanés tiene mucho que perder a nivel bélico y político como para rendir la capital de Darfur y para las RSF supondría demasiadas ventajas estratégicas como para realizar un alto el fuego.

Artículo de Andrea Chamorro González.

Imagen del artículo: © Evon2023 – Trabajo propio, CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=170800459

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